martes, 19 de marzo de 2013

¿CÓMO EL LAZARILLO DE TORMES...?






Buenas. Soy Maximiliana Nicolá Peterson. Como quien no quiere la cosa, me termine liando con una señora mayor. Ni Yo misma me lo explico. Jolín . Que en mi propia  casa tengo a una furcia italiana,  ex-militar soviético, monja en busca y captura y a un mafioso ''marijuli''... No tengo palabras para describir la susodicha situación.




Bueno, en realidad estoy mintiendo. Toda esta madre comenzó cuando me licencie en la universidad. Por aquella época del jurásico, Yo vivía con una chica de moral relajada en un apartamento que parecía más un búnker de la ciudad-dormitorio de las afueras de una ciudad de Texas,  de cuyo nombre no logró acordarme. La tía, si no mal recuerdo, cada noche de un viernes cualquiera  venia acompañada por tres o cuatro tíos y se metía en su habitación hasta la mañana siguiente. Yo, en mi ignorancia, pensaba que iban a jugar al mus. Pobre de mí. Descubrí que luego la tía era puta por afición. De eso, que pensaba que le gustaba que le gustaba los juegos de mesa y no la ''otra cosa'', le apoye que siguiera en ello.



Pero no... Cuando me entere todo aquello  , de algún modo me daban ganas de darle una paliza a esa guarra. Meses antes me habían dicho mis compañeros y el portero del edificio que  la mujer con la que Yo vivía era una vulgar meretriz. No les creí en su momento ya que eran simples rumores. Maldita sea... ¿De dónde me vendrás este carácter tan desconfiado? ¡Ah si! ¡De mi madre! Pero esto es otra historia que contar.


 El sitio y el tiempo del lugar del crimen era un sábado a la tarde, que hacía mucho calor. Como en la   ciudad -dormitorio eramos todo titis, decidí abrir la puerta para que corriera un poco el aire. Para mi sorpresa encontré algo mucho peor que un Sol al atardecer. Una visión grotesca para mí. Inhumano  ¡Puagh!  Aunque debo reconocerlo, la chica se lo tomó como un chiste y se río delante mió. No sé que puñetes tiene de gracioso estar en plena orgía y con la cara llena de leche condensada.  El momento del clímax y nunca mejor dicho, fue cuando yo grite que todo el mundo se fuera.  Caras asustada y chillidos de nenas por parte de hombres desnudos fue el divertido resultado.



Y ahora me quedaba sola... con mi víctima. Desde mi punto de vista, la mujer no debía de pasar de los sesenta kilos y no mediría más allá de los 170 centímetros. Pan comido con ketchup y mayonesa. Por Desgracia, en la vida reina la odiosa y arrogante ironía, en la cual mi  víctima se abalanzó sobre mi, me dio  de puñetazos en la barriga hasta decir basta y me dejo tirada en el suelo de madera siendo decorada por mi humor rojizo.


Por la mañana siguiente cuando me desperté , el apartamento se mostró vació. Nada había que ni siquiera decorase la paredes. El lugar estaba como si años anteriores se hubiese montado la fiesta del siglo y después de ello nadie hubiese querido limpiar.  Luego recordé lo que había pasado. Seguro que la puta se ha llevado hasta el marco de la puerta. Quería hacer sentir al mundo que ella no hubiese existido nunca. Pues conmigo no funciono precisamente. Cierto fue que  en la noche anterior me dejo con la boca sangrando y con el estomago hecho papilla. Dado a la gravedad de mis heridas, me daba la sensación de que debería estar muerta. Aunque, oye, pude levantarme sin ningún esfuerzo. Lo único que sentía en aquel instante era un sabor metálico en mi boca. Desde aquel día me prometí que nunca más nadie se burlaría de mí.

Debido a este incidente, tuve la necesidad de hacer una denuncia, pero para cuando me quise dar cuenta, supe que no serviría de nada. Aparte de que no conocía el nombre de mi agresora, no tenía un contrato escrito que me defendiese de los abusos mi mi compañera y demás mamad... quiero decir cosas sin importancia, ¿qué iba a quedarme de eso? Nada. Por lo menos la guarrilla rubiales tuvo el detalle de no llevarse mis cosas. Lo malo fue que se llevó el dinero que íbamos a pagar al casero por el alquiler. Zorra de los cojones.



Pero visto lo visto,  tenía que ir a un lugar, por que debajo de un puente ni en broma no iba a vivir. Llamé primero a mi padre. Resultado: estaba de viaje de ''negocios'' con Jorge, su ''amigo''. Par de viciosos. Luego llamé a mi hermano, que me mando a la verga al segundo y me colgó.  Menudos familiares que tengo.
Gastando todo el saldo que tenía en esos dos no hizo que aumentar mi cabreo y  empecé blasfemar contra todo los dioses que se habían inventado. Una monja se dirigió hacía mi persona. Estuve a punto de darle una  hostia si no fuera por que reconocí en ella a mi tía. Sustos y lloridos le siguieron ante mi amenaza.


Yo simplemente me quede paralizada.

To be continued...





No hay comentarios: