Aquí, donde uno se hace su vida; yo les cuento el relato del suceso acaecidos a Analisa y a Doña Rosa . Ambas mujeres de vida pública, siendo casi antónimas entre sí, puesto que una era meretriz y la otra servidora de Dios. Aunque no es mejor decir que ellas, metafóricamente hablando, eran heraldas de una moneda llamada el alma humana.
Por Sevilla, por Salamanca, por Gadir, moraba pacíficamente un matrimonio de recién casados. Las ilusiones puestas en aquella marcha llamado: ''viaje demasiado coñazo para aguantar a la parienta y salir corriendo de ahí', eran tan grandes los anhelos que a los ojos del desgraciado caído en trampa, embobado y ''hechizado'' por los encantos de su temible dominatrix; todo le parecía bello y utópico. Lo más probable es que esa sensación de agrado desaparezca a los cinco años de estar ''atado'', ''tocado'' y ''hundido'' a la unión de convinencia y tenga planeado ir a por tabaco para jamás volver a su ''casa'' junto a sus hijos y su cónyuge, apenas reconocible desde la Luna de miel. Pero tiempo al tiempo, puesto a que nada es para siempre. En definitiva: La mujer, precisamente esta, degrado al hombre hasta niveles insospechados e incluso horripilantes.
Por esa zona, también vivía una bella dama encantadora de nombre Rosaleda; Doña rosa le conocía el vecindario. Le encantaba la natura, en especial la Flora. Tampoco le hacía ascos a la Animalia. Mujer de letras, desde luego no lo era. Las ciencias exactas se acercaban mucho a sus gustos, más que un libro de género fantástico o incluso los que estaban basados en hechos históricos.
En su pequeño apartamento había acobijado a una bondadosa y amigable chica, de nombre Analisa. Ella tan sólo contaba con dos decenios de su vidorra que se habría pegado. Ambas amigas sabían que dónde estaban y cómo son, podían sacarse una pasta gansa. Analisa, si bien era ''servidora'' de Dios, aprovechaba cualquier momento para engañar a las gentes crédulas y clérigos con sus ''tácticas'' ( Rosa diría : ''Artimañas'') y sacar buena tajada. En cambio Rosa, pese a su oficio no era muy honorable pero al menos era una persona de confianza y muy servicial, no como su huésped. ''Que sosa eres...'' es lo que le diría ella.
Desde es mismo día, llegando a oídos de ellas, un matrimonio se mudó cerca del edifico donde estas solían descansar. Un hombre tonto perdido y una mujer, que al parecer algunos rumores contaban; salió del mismo infierno. Piensa, que te piensa, Analisa ideó un plan. Ella visitaría al hombre y su hospedadora se presentaría y le iría enseñando al resto de los vecinos de la zona a la mujer.
Desde aquella noche , en vez de esperar; despertó a Rosa y le obligó a acompañarla al piso aún estando media dormida ella. Cuando llegaron a la puerta, leyeron un cartel que ponía : ''nidito de amor''. No se había equivocado. Pero de pronto, se oyó un ruido. Analisa, sin darle importancia, forcejeó la cerradura y pudo entrar con la mayor tranquilidad
Pero al encender la luz, descubrió que el piso estaba vacío. Rosa le había sola en el momento. Una luces intensas le cegaron de repente ¡Resulto ser la guardia civil! Analisa intentó correr pero fue detenida a la final. Rosa se dirigió a su casa, donde se aguardaba el matrimonio. Anteriormente, Rosa les contó el plan de Aanalisa cuando los supo. Pese a ser desconocidos, prefería que estuvieran en el piso de un vecino antes de que fueran estafados o robados.
Y como dice el dicho: ''La avaricia rompe el saco''.
Por Sevilla, por Salamanca, por Gadir, moraba pacíficamente un matrimonio de recién casados. Las ilusiones puestas en aquella marcha llamado: ''viaje demasiado coñazo para aguantar a la parienta y salir corriendo de ahí', eran tan grandes los anhelos que a los ojos del desgraciado caído en trampa, embobado y ''hechizado'' por los encantos de su temible dominatrix; todo le parecía bello y utópico. Lo más probable es que esa sensación de agrado desaparezca a los cinco años de estar ''atado'', ''tocado'' y ''hundido'' a la unión de convinencia y tenga planeado ir a por tabaco para jamás volver a su ''casa'' junto a sus hijos y su cónyuge, apenas reconocible desde la Luna de miel. Pero tiempo al tiempo, puesto a que nada es para siempre. En definitiva: La mujer, precisamente esta, degrado al hombre hasta niveles insospechados e incluso horripilantes.
Por esa zona, también vivía una bella dama encantadora de nombre Rosaleda; Doña rosa le conocía el vecindario. Le encantaba la natura, en especial la Flora. Tampoco le hacía ascos a la Animalia. Mujer de letras, desde luego no lo era. Las ciencias exactas se acercaban mucho a sus gustos, más que un libro de género fantástico o incluso los que estaban basados en hechos históricos.
En su pequeño apartamento había acobijado a una bondadosa y amigable chica, de nombre Analisa. Ella tan sólo contaba con dos decenios de su vidorra que se habría pegado. Ambas amigas sabían que dónde estaban y cómo son, podían sacarse una pasta gansa. Analisa, si bien era ''servidora'' de Dios, aprovechaba cualquier momento para engañar a las gentes crédulas y clérigos con sus ''tácticas'' ( Rosa diría : ''Artimañas'') y sacar buena tajada. En cambio Rosa, pese a su oficio no era muy honorable pero al menos era una persona de confianza y muy servicial, no como su huésped. ''Que sosa eres...'' es lo que le diría ella.
Desde es mismo día, llegando a oídos de ellas, un matrimonio se mudó cerca del edifico donde estas solían descansar. Un hombre tonto perdido y una mujer, que al parecer algunos rumores contaban; salió del mismo infierno. Piensa, que te piensa, Analisa ideó un plan. Ella visitaría al hombre y su hospedadora se presentaría y le iría enseñando al resto de los vecinos de la zona a la mujer.
Desde aquella noche , en vez de esperar; despertó a Rosa y le obligó a acompañarla al piso aún estando media dormida ella. Cuando llegaron a la puerta, leyeron un cartel que ponía : ''nidito de amor''. No se había equivocado. Pero de pronto, se oyó un ruido. Analisa, sin darle importancia, forcejeó la cerradura y pudo entrar con la mayor tranquilidad
Pero al encender la luz, descubrió que el piso estaba vacío. Rosa le había sola en el momento. Una luces intensas le cegaron de repente ¡Resulto ser la guardia civil! Analisa intentó correr pero fue detenida a la final. Rosa se dirigió a su casa, donde se aguardaba el matrimonio. Anteriormente, Rosa les contó el plan de Aanalisa cuando los supo. Pese a ser desconocidos, prefería que estuvieran en el piso de un vecino antes de que fueran estafados o robados.
Y como dice el dicho: ''La avaricia rompe el saco''.
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