Dalila caminaba lentamente debido al enorme peso que llevaba en papel en sus brazos. Este montón contenía facturas, recibos, cheques, etc. Se dirigía a su mesa dentro de la oficina común. Su jefe le dijo que tenía archivar todo eso; aunque en realidad era para alejarla de trabajos de mayor rango. Pero la ''mentecita'' de nuestra Dalila era simple, inocente e infantil. Tuvo una idea que comprometía al cualquier que lo pensara : tirar casi 300 kilos de papel por la ventana con un bazoka. La mala suerte era que no había nada parecido a un arma del calibre 25.
En la entrada del edificio, estaba un joven trajeado bastante serio. Mientras tanto, Dalila bajaba a toda velocidad llevándose el mundo por delante sin importarle. Para cuando llego al portal, todo estaba más revuelto que una macedonia. Dalila que iba caminando, sin querer empujo despacio al joven, que provoco que este frunciera el ceño.
- ¡Oye tú! ¡No me toques!- exclamó el chico enfadado
-¡Notehabiavisto!- le respondió rápido Dalila
-¿ Pero que te pasa ti? ¿ Eres tonta o qué?
- Yo creo que más tonto es el que se deja empujar
-¿¡ Pero que te has creído imbécil!?
-Pues que soy una chica de 23 años, mexicana, oficinista ...
- ¡No me refiero a eso! ¿ Eres a caso alguien importante?
- Soy la contable y vicepresidenta de esta organización o institución dedicada a actividades o persecución con fines económicos o comerciales.
-¿What?
-Por cierto, me llamo Dalila
- ¡Anda igual que...!
-¿ Igual que...?
- Mi protectora...
- ¿Tu protectora? Hoy me había dicho que mi protegido es Sebatonto
-¡SEBASTIÁN!
El lugar se quedo silenciosos. La cara estupefacta de Sebastián no daba crédito. Aquella mujer pequeña y tabla de planchar iba a ser su protectora. Sin palabras.
En la entrada del edificio, estaba un joven trajeado bastante serio. Mientras tanto, Dalila bajaba a toda velocidad llevándose el mundo por delante sin importarle. Para cuando llego al portal, todo estaba más revuelto que una macedonia. Dalila que iba caminando, sin querer empujo despacio al joven, que provoco que este frunciera el ceño.
- ¡Oye tú! ¡No me toques!- exclamó el chico enfadado
-¡Notehabiavisto!- le respondió rápido Dalila
-¿ Pero que te pasa ti? ¿ Eres tonta o qué?
- Yo creo que más tonto es el que se deja empujar
-¿¡ Pero que te has creído imbécil!?
-Pues que soy una chica de 23 años, mexicana, oficinista ...
- ¡No me refiero a eso! ¿ Eres a caso alguien importante?
- Soy la contable y vicepresidenta de esta organización o institución dedicada a actividades o persecución con fines económicos o comerciales.
-¿What?
-Por cierto, me llamo Dalila
- ¡Anda igual que...!
-¿ Igual que...?
- Mi protectora...
- ¿Tu protectora? Hoy me había dicho que mi protegido es Sebatonto
-¡SEBASTIÁN!
El lugar se quedo silenciosos. La cara estupefacta de Sebastián no daba crédito. Aquella mujer pequeña y tabla de planchar iba a ser su protectora. Sin palabras.
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